sábado, 29 de diciembre de 2012

Contradicciones


Entre niebla y copos de nieve se veía a si misma en una calle, iluminada por la viva luz de las farolas, dejando sus huellas en la esponjosa nieve, rodeada de personas con pequeñas bolsas que poco a poco se iban llenando, adornados con abrigos, gorros, bufandas y guantes, cantando villancicos, dirección cualquier casa que los quisiese escuchar y les quisiese dar unas monedas o unos dulces. Todo era bien recibido, pues lo que les interesaba era la diversión que los acompañaba y los guiaba. Y a algunos, los más pequeños, la ilusión de llegar después a casa y encontrar algún regalo bajo el árbol. Daba igual que fuese: ropa, una naranja, un juguete o en su caso, un libro. Importaba que algo habría y que ese señor tan ocupado que recorría el mundo en una noche se había acordado de ellos.

El claxon de un coche hizo que abriese los ojos y que observase asustada a su alrededor. Hacía frío y las calles estaban abarrotadas. Pero acabó frunciendo el ceño y mirando molesta la situación cuando se dio cuenta que ya no estaba en su recuerdo, si no en su realidad actual. Una realidad que la cabreaba y que la hacía preguntarse “¿cuándo, por qué y cómo había pasado esto?”. Hacía años la Navidad para ella era simplemente jugar en la nieve, cantar villancicos de puerta en puerta el día de Nochebuena y pasar toda la noche en vela ya que no se podía dormir esa noche. Le decían que Jesús recorría todas las casas del mundo y había que recibirlo despiertos. Algo en lo cual ya no cree, pero que forma parte de esos recuerdos felices de antaño. Y ahora... ahora estaba frente a unas calles repletas de gente agobiada, estresada, comprando regalos a última hora. Comprando, comprando, comprando... gastando, colaborando con el consumismo que formaba parte hoy día de esas celebraciones. Y ya no se veía a los niños correteando por las calles, sin preocupación alguna. Te los veías con los padres en la tienda de Mac que había en Colón.

¿Y lo qué más la cabreaba? Que ella misma estuviese dentro de ese bucle capitalista que repudiaba y criticaba pero que ella misma favorecía. ¿Cómo? Comprando, comprando, comprando... gastando dinero en regalos y poniéndolos debajo de un árbol. Su vida estaba llena de contradicciones. De su ideología, que la defendía, que la consideraba como lo único valioso en ella y por la cual lucha pero de sus actos que no eran totalmente fieles a esa ideología. Algo que hacía que le doliese incluso la cabeza buscando alternativas, pero no sintiéndose cómoda con ninguna de las que se le ocurrían. Contradicciones entre pensamientos y actos. Entre actos y pensamientos. Contradicciones... ¿y qué sé es: lo qué se piensa o lo qué se hace? ¿O ambas cosas?  


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cocco


Sentada en el balcón, cruzada de piernas, y con la mirada perdida en las hojas blancas de la libreta de su regazo, escribía. Escribía todo lo que su mente le decía; susurros del pasado, del presente y quien sabe si también del futuro. Pensamientos que con cada palabra impresa en el impoluto papel, dejaban constancia de su personalidad, de sus manías, de sus frustraciones y sus deseos.

Los rayos de sol acariciaban sus tatuajes y su corta melena recogida en una desordenada coleta. Una taza de café arrancaba a base de caricias el pintalabios color rojo pasión que protegía sus labios de la intemperie que podía llegar a provocar sus dientes cuando la tormenta amenazaba su mente. Una tormenta que pocas veces cesaba, y solo lo hacía cuando un libro era el que acaparaba la atención de ella.

Ella era así. Era como muchas otras personas, pero a la vez era totalmente diferente. También como todos. Paradójico, cierto. Pero c'est la vie.

Ella es ella, eres tú, soy yo... Ella es Cocco.  


Tumblr Poesenthya Cocco un lugar donde conocerla más, a ella, a mi, a las dos... ya que dicen que una imagen vale más que mil palabras y por algo lo dirán :)

lunes, 29 de octubre de 2012

Sueños


Un sillón en medio de un salón decorado con cuadros, fotografías, plantas... un tocadiscos en un pequeño mueble color caoba, ubicado en una de las esquinas de la estancia. Una taza de té; frutas del bosque. Descansando en la mesita de al lado del sillón, la cual tiembla cada vez que la acaricias. Pequeñas y vaporosas nubes de delicioso aroma vuelan hacia el techo en busca de libertad. Una muchacha en el sillón, que de vez en cuando da pequeños sorbos del té; frutas del bosque. Una muchacha con un libro en la mano, que se embriaga con su lectura y que de vez en cuando se imagina a sus escritores favoritos, en un sillón, con una taza de té al lado, empapándose con la lectura de otros autores, que a su vez, en algún momento, estarían haciendo lo mismo que ellos: leer, en un viejo sillón, con un té como única compañía, a parte del mundo que las páginas del libro, que en sus manos descansa, cuenta; susurrante, ardiente, sublime. 

lunes, 15 de octubre de 2012

Vida


Notas musicales inundando la habitación, inundando tu cuerpo, tu mente, cada célula de tu cuerpo. Notas musicales que absorben todo lo negativo dejando tan solo un camino de color rojo. Rojo pasión. Voces transformadas en caricias, en labios inferiores mordidos, en uñas adornadas por el color rojo arañar tu cuello. Un ritmo lento, vaivenes suaves al ritmo de la melodía. Una música que te lleva a un mundo paralelo, lleno de olor a cuero, de texturas y de diversos sabores. Ojos vendados, suaves caricias y… Zas. Una fina y sublime línea entre el dolor y el placer. Entre derribar barreras sociales y mentales para disfrutar. Para sentir. Sentir y dejarte llevar. Música. Olor a cuero. Una orden. Una obediencia. Notas musicales. Zas. Una caricia. La decadencia de lo mundano, acercándose vertiginosamente hacia  una luz rojiza. Una luz que inunda tus sentidos y que se cierne sobre ti como una avalancha. Una avalancha que te arrolle  y que contra todo pronostico, te lleva a rozar el cielo con las yemas de los dedos. 


domingo, 7 de octubre de 2012

La libertad


La libertad… ¿qué es?
Difícil pregunta y sin embargo creemos poder definirla, pero ¿podemos? Es una palabra que describe algo tan majestuoso y tan sublime que personalmente me da incluso miedo intentar definirla porque eso implicaría ponerle límites. ¿Ponerle límites a la libertad? Es hasta absurdo. Pero voy a intentarlo aunque sea por el placer de ordenar la nube de ideas que tengo en mi cabeza acerca de Ella. Ojo, es una opinión personal, no pretendo que esteis de acuerdo y compartáis mis ideas.

La libertad es el aire, las nubes, la lluvia y todo aquello que la madre naturaleza nos ha dado para que cada ser vivo de la Tierra disfrutemos de la magnitud de la vida.  Es el poder correr desnudo debajo de la lluvia porque de verdad quieres hacerlo y no porque te piden que lo hagas, porqué “está de moda” o porque pretendas demostrarle algo a alguien que no sea a ti mismo. Es respirar tranquilo, mientras te tumbas en medio de la terraza mientras tus vecinos te observan por sus ventanas y te juzgan en silencio. Es elegir cada uno de tus deseos, sueños y metas sin que te veas influenciado por opiniones ajenas, ni por normas sociales, si no porque tu mismo has elegido dar ese paso y no otro. Es gritar y luchar por aquello que merece la pena y por aquello que beneficiaría a todos y no solo a ti. Es pensar y creer que la libertad no es verdadera si el único que la disfruta eres tú. No es hacer todo lo que quieras sin tener en cuenta a los demás, porqué la frase de “tu libertad acaba donde comienza la libertad del otro”, tiene su razón de ser.

La libertad implica igualdad, solidaridad, cooperativismo. Implica no creernos superiores ni demostrar ese intento de superioridad. Ser libre quiere decir que sabes escuchar, razonar, comprender y querer aceptar que puedes estar equivocado y que puedes cambiar de opinión. Es romper cuantas más barreras mejor. No solo físicas, ni sociales, sino que también y sobretodo mentales. Somos los primeros que nos ponemos barreras; ser libre implica poder y querer destruirlas.

Contra todo pronóstico, ser libre no quiere decir aislarse en una montaña y convertirse en un ermitaño, si no saber adaptarse a los tiempos que corren pero sin que te dominen.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Comienzo


Cama desecha. Estantería tirada en el suelo. Botes de perfumes rotos, cuyos cristales acompañan a las páginas arrancadas y las hojas rotas en el suelo, dándole un aspecto tétrico a la habitación. El oscuro escritorio de negro lacado ocupa parte del suelo. Dos sillas tiradas con rabia. Una botella de tequila a medio acabar en su mano, mientras la otra mitad se encuentra ambientando la habitación. Y un mechero. Ella en el pasillo, con la puerta abierta. Un vacío en su interior. Un nudo en el estomago y una sensación de opresión en el pecho que hace que de vez en cuando boquee en busca de aire. Lo enciende y prende fuego lentamente a unos papeles que tiene en la mano. Los tira en la habitación y se queda apoyada en la pared. Observando con gesto irreflexivo como todo se va quemando y como una hoguera improvisada por la rabia, el agotamiento y la renuncia se va alzando ante sus ojos. Siente una emoción irracional al ver ese fuego alzarse y desprender todo ese calor. Un calor que la hace sentir viva. Que la quema. Por dentro. Un trago al tequila y suspira. Solo ella sabe lo que hay en su interior y la mezcla de emociones que se agolpan en su garganta provocando que un grito desgarrador saliese por ella. Cierra los ojos notando el palpitante fuego acercarse a ella y como el humo inunda sus fosas nasales. “Tengo que salir de aquí. Ya.” Piensa pero en vez de moverse da otro trago. Uno más. Abre los ojos. Otro trago más. Y tira la botella al cuarto, escuchando como la botella acaricia el suelo y se rompe en pequeños fragmentos. Escucha como el fuego ruge con el encuentro del alcohol. Ella vuelve a sonreír, esta vez más enigmática que antes. Se da la vuelta y se va. Sale de la finca sin mirar atrás y sin pensar en las consecuencias de su acto.  

lunes, 17 de septiembre de 2012

Él/Ella/Otro




Hoy os voy a hablar de él. O mejor dicho… de Él (o Ella, claro). Lo haré, y por primera vez os permitiré que me llaméis romántica, que penséis que soy una de tantas jóvenes que sueñan con encontrar a su media… Jé. Vale, no nos pasemos, tampoco lo soy tanto.

Él no existe. Al menos, no por ahora y no que sepa yo. Y digo “que sepa yo” porque a veces la vida te sorprende y a esa persona especial ya la conoces, pero nunca te habías planteado su existencia como algo más que una amistad o que una química muy fuerte. Y es que la vida puede ser muy capulla cuando se lo propone.

Bien. Pues Él es…  No, ese no es el comienzo que quiero. Creo que es mejor decir si creo o no en las “medias naranjas”, así queda un poco más claro de lo que estoy hablando. Pues no, no creo. Creer en eso para mi es como creer en el destino. Pero voy a ser complicada y voy a decir que si que creo en las “medias energías”. Esas vibraciones y esa energía que todos tenemos en nuestro interior y que actúan como un imán, atrayendo a la energía adecuada. Solo a una. Sí, tu energía puede encajar con otras, pero son uniones pasajeras, volátiles… porque no encajan como dos piezas de puzzle. En cambio, las energías perfectas… no voy a decir que son para siempre porque eso es mucho tiempo y podríamos decir que incluso me asusta pensar en una relación eterna, pero son muchísimo más fuertes, más estables, más puras y más… mágicas. Sí, magia. Porque cuando conoces a tu media energía todo es diferente y lo notas. Paz. Seguridad. Confianza. Respeto. Simbiosis. Una burbuja a vuestro alrededor. Fuegos artificiales. Fuera esquemas, bienvenidas las excepciones. Porque sí, todos tenemos esquemas ya que nuestra mente funciona con ellas, y también todos tenemos a ese “prototipo de chico perfecto” (o chica) y también todos tenemos ese “Nunca. Jamás.” en nuestra mente. Pues ésta persona da igual que no cumpla esos esquemas, da igual que no sea tu prototipo de persona y da igual que te haya tirado tus Jamases y tus Nuncas por el desagüe, porque todo eso no tendrá ninguna importancia cuando Él haya entrado en tu radar y tu te hayas dado cuenta de que es esa energía que esperabas.

Ilusa, utópica, inocente y/o romántica. Me da igual. Sí, puedo decir que en este tema me da igual que me llamen de esa forma. Puede ser que me equivoque –no sería nada nuevo-, puede ser también que nunca conozca a esa persona, puede ser que crea conocerla pero me equivoque o puede ser que ya forme parte de mi vida y ninguno de los dos nos hayamos dado cuenta. Quien sabe. Lo que si que sé es que no tengo prisas. Por primera vez en mi vida no quiero correr para llegar a la meta, si no que quiero caminar despacio, aprovechar, conocer, aprender y descubrir todo lo que ese camino tiene para mí hasta llegar a Él. Y entonces... Algunos creerán en el destino y dirán que entonces seremos felices y comeremos perdices (no vomito arcoíris porque técnicamente es imposible), pero yo como no creo en ese Libro Divino en el cual todo está escrito y como soy vegetariana, prefiero decir que entonces se verá y si se da el caso aprovecharemos el tiempo y nos divertiremos hasta que queramos hacerlo. Porque repito, un para siempre es demasiado, tanto en general, como para mi adorada mente. Y suficientemente atormentada la tengo ya a la pobre, como para torturarla más. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Una mañana




Café recién hecho, inundando tus fosas nasales e incluso tu paladar. Café solo. Sin azúcar.  Taza grande.  Un suave ronroneo de Blues de fondo.  Y nada más. Ni siquiera los coches por la calle, perdiéndose en el infinito, apresurados por llegar a donde sea. Una extraña paz nadando por tus venas, sumergiéndote en un estado total de ataraxia. Unos rayos de sol entrando por tu ventana, provocando que entrecierres los ojos.  Unos rayos de sol con fecha de caducidad, al igual que ese estado de paz que te embriaga. Porque dicen que nada dura para siempre. Nada es eterno. Y tú lo sabes. Aunque intentes aferrarte a la idea de que hay sentimientos y conexiones que si que lo son. Pero en el fondo sabes que no es así. Ay pequeña… y tanto que lo sabes. 




jueves, 23 de agosto de 2012

Corre, vive



"Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas, elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige el bricolaje y preguntarte quien coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver teleconcursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para remplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida. ¿Pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. “ Trainspotting.

Corre tan deprisa como puedas, no pares. Sigue corriendo hasta que tu cuerpo no aguante más, hasta que sientas que se te desgarran los músculos. Hasta que sientas que el corazón se te va a salir por la boca y que las sienes te van a explotar. Súbete a una bici, pedalea. Deja que el viento golpeé contra tu rostro y que una efímera libertad te invada. Pedalea hasta sentir dolor, hasta sentir que si pedaleas un poco más tú corazón va a explotar en mil pedazos. Deja que ese dolor te invada, que las imágenes que van apareciendo delante de ti y que van quedando en el pasado se conviertan en una mancha borrosa. Siente la fuerza que te invade, el magnetismo de una meta inalcanzable llamarte a gritos mientras el dolor se convierte en poder. En un poder invisible, transformado en creencias, en ideologías. Un poder transformado en lucha. Corre. Pedalea. Siente el dolor, la velocidad, la efímera libertad y el invisible poder recorrer tus venas; inunda cada centímetro de tu cuerpo, de tu mente y siente como todo aquello se convierte en una meta a alcanzar siempre que seas capaz de transformar ese dolor en algo productivo, en algo constructivo: en fuerza de voluntad, en deseo de luchar. En el sueño de ganar. Corre. Pedalea. Sueña. Y siempre lucha. 

domingo, 22 de julio de 2012

Lucha tormentosa


Tiempo tormentoso, de días lluviosos y noches frías.
De gritos a medianoche y de puños alzados de día.
De lucha interna hasta la madrugada,
Y de lucha contra el mundo, el resto de la jornada.
De frustración y de superación.
¿Y por qué no, de aflicción?

Tiempo tormentoso, de días lluviosos y noches frías.
Tiempo de espera y de búsqueda;
De miedos y de inseguridades;
De fragilidades disfrazadas,
De fragilidades escondidas.
Todo por ella, por la utopía. 


jueves, 7 de junio de 2012

Luchar




Se encontraban sentados en una de las tantas banquetas de roca que había en el parque del Triunfo, observando como el agua descendía en pequeños riachuelos a su lado.  Estaba helada.

- Oye, ¿tú en qué crees? – Le preguntó él, siguiendo a su vez el descenso del agua y de una hoja que se había caído del árbol que los escondía de los juguetones rayos de sol.

- ¿En qué creo? – Su pregunta la pilló por sorpresa y será por el cansancio, porque estaba embobada mirando el agua o simplemente porque casi nunca sabía porque él hacía las preguntas que hacía, pero no lo entendió.

- Sí. Hablamos constantemente sobre política, economía, manifestaciones, posibles revoluciones, un cambio… pero nunca me has dicho cual es tu ideología.

- Oh,  eso. ¿Y quién te dice que la tengo? – Se giró, dándole la espalda al riachuelo para clavar la vista en la gente que había en el parque. Le encantaba ese sitio.

- Por que todos la tenemos, lo queramos reconocer o no. No digo que te clasifiques en fascista, socialista, comunista, anarquista o en cualquier otra doctrina, pero estoy seguro que tienes una ideología.

- Bien, porque no sigo ninguna doctrina. Admito que simpatizo más con alguna, pero nada más. – Se calló durante unos segundos, poniendo sus ideas en orden y pensando por donde empezar. – Creo en la libertad. - Silencio. -  En un mundo igualitario, sin que ninguna persona esté por encima de otra. Un mundo en el cual el dinero y lo material no gobierne sobre los seres vivos, de hecho, el dinero en ese mundo ni siquiera existe; trueque, como antaño. Los humanos no nos creeremos superiores a otras especies por lo que no nos dedicaremos a asesinarlos para así nosotros poder alimentarnos, vestirnos o divertirnos. – Subió sus piernas a la banqueta y las abrazó, apoyando su barbilla en las rodillas y miró con más atención todo lo que la rodeaba. – No nos dedicaremos a destruir la mano que nos da de comer: la Naturaleza; si no que la cuidaremos como nuestro bien más preciado. Los niños serán educados fuera de unos edificios que se asemejan a unas cárceles, que te oprimen y te institucionalizan. Hablando de cárceles… estas no existirían. Es increíble lo que la libertad puede hacer en las personas; no habría delincuencia porque nadie necesitaría de ella. Y los casos aislados… bueno, seguro que habrá una forma de ayudarlos sin necesidad de cárceles. No habría cuerpos opresores, nada de policía, de antidisturbios… ningún tipo de violencia es viable en este mundo. Y las mujeres… las mujeres no seremos tratadas como meros objetos sexuales o como esclavas bajo dominio de un hombre, un Estado o una religión. – Volvió a callarse, y en esta ocasión lo miró a él. En sus ojos se podía observar un brillo el cual él jamás había visto. – Joder, Gianni, ¿sabes lo que vivir en ese mundo significaría? – Emociones contenidas se pudieron sentir en esa pregunta, la cual no esperaba ninguna respuesta, tan solo una reflexión.

- Pero ese mundo es imposible, nunca se conseguirá. – No quería desilusionarla ni tampoco ofenderla, tan solo era realista o eso es lo que él creía.  Pero ella sonrío y se encogió de hombros.

- No existe lo imposible. Si hemos conseguido llegar hasta aquí, habiendo vivido en un mundo que estaba en paz y armonía con la Naturaleza y el resto de seres vivos, también podemos volver a crear un mundo parecido a ese. – Se refería a las sociedades primitivas, aquellas que con poco se conformaban y que además eran felices así, teniendo más tiempo libre para el ocio, para los amigos y familiares, y no dedicando más de media vida trabajando para otros. – Además, yo no estoy diciendo que sea fácil y tampoco que yo vaya a verlo, porque sé que no lo conseguiré. Pero si algún día, alguna generación ve ese mundo y vive en él… habrá merecido la pena toda la actual y futura lucha. – Esta vez su sonrisa se ensanchó, sublime.

- Y tú estarás en el campo de batalla. – Una verdad que susurró pero más que para ella, para si mismo. Y ella solo pudo sonreír porque sabía que así era, que aunque había empezado a luchar hace poco y aunque ahora mismo estaba haciendo pequeñas cosas, sabía que llegaría un día en el cual saldría a la calle dándolo todo. Dándolo todo por lo único que la hacía vibrar. Por la libertad. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Medianoche



Hay personas a las que les gusta el día, ver brillar el sol y las nubes mecerse suavemente.  Pero ella no es de esas personas. Ella prefiere la noche. Y la luna. Sobretodo la luna. Le gusta adornar sus oídos con música y salir a pasear a media noche; meterse por callejones oscuros y silenciosos. Esa clase de callejones por los cuales una señorita no se atrevería a meterse a esas horas. Y si encima está lloviendo, mejor. Porque ella es de esas chicas a las que les encanta que le lluevan, que su pelo esté mojado y su piel, de gallina. Durante esos paseos se convierte en una pequeña Amélie, con sus sueños, con su desbordante imaginación. Esos momentos son como pequeños fragmentos de libertad que acabarán evaporándose cuando aparezca en frente de su portal y decida entrar en su casa y seguir con su vida. Esa vida de la cual intenta escapar todos los días, a medianoche. 

martes, 8 de mayo de 2012

Harta


Estoy harta. Harta de que algunos se las den de conocerme, de que se crean con derecho para opinar sobre mí y para criticarme. “Criticas el capitalismo, pero tiene gracia que lo hagas, porque tu también consumes al igual que los demás.” Dicen. ¿Pero acaso saben de lo que hablan? No. Sus críticas se dan en base a su forma de ser, de actuar, y de pensar.  Se creen que todos somos iguales a ellos. Que consuma no quiere decir que no lo haga con cabeza y dentro de los límites de mi ideología. Y que antes no lo hiciese, no quiere decir que ahora ya no. ¿Podemos cambiar de opinión, sabéis? Podemos reflexionar y sacar conclusiones nuevas. Que haya gente cuadrada no implica que todos lo seamos. Que haya gente que prefiere tener una venda en los ojos, no quiere decir que otros no nos la hayamos quitado ya.

Pena me dan aquellos que dicen querer un cambio y una mejora en la sociedad pero a la hora de la verdad se mueven en el mismo contexto que los verdugos de hoy en día. Si se quiere un cambio, se tiene que pretender un cambio de verdad, de los de 360º, nada de tonterías ni de medias tintas. Y para querer un cambio hay que informarse sobre todos los puntos de vista, no tan solo del que te interesa a ti. Así que, queridos “amigos”, la próxima vez que os aburráis, y no sepáis que hacer con vuestras miserables vidas, pensar un poco y dejar de criticar a los otros para criticaros a vosotros mismos primero. 


domingo, 6 de mayo de 2012

Cambiar


He escuchado una infinidad de veces a gente decir que una persona nunca cambia, que por mucho que se esfuerce en hacerlo nunca lo consigue porque si tienes algo metido tan dentro, allí se queda. Y frases como "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda" han estado tan presentes en mi vida hasta llegar a un punto de aborrecer su simple mención. Durante los últimos años de mi vida he intentado por todos los medios posibles desmentir ese maldito y absurdo refrán. Si yo soy dueña de mis decisiones y de mi vida... ¿por qué no puedo serlo también de mi forma de pensar, de mi personalidad... de mi mente? ¿Por qué si quiero cambiar no podría hacerlo? Absurdo. Total y llanamente absurdo. Creo que nuestra fuerza es superior a todas esas tonterías. Dependerá de la persona, del contexto, y tardará más o menos tiempo en conseguirlo, pero creo que se puede. Si de verdad se quiere, claro. Y sinceramente... soy la prueba de ello. No se a cuantas personas conoceréis que hayan dado un giro de 360º pero yo lo he hecho en estos dos últimos años, sobre todo en estos últimos doce meses. Mis gustos han cambiado, parte de mi ideología, de mis creencias, de mis manías... de mi actitud también. No se trata tan solo de que el helado de chocolate haya dejado de ser mi favorito y que el helado de yogur lo haya sustituido. Ni tampoco que me haya convertido en una persona más crítica. Esas son cosas que no requieren demasiada fuerza, tan solo más conocimiento y haberse quitado la venda de los ojos, hablando de lo último. De lo que se trata es de cambiar tu actitud ante la vida, ante las personas, ante reacciones. De tener una autoestima a prueba de balas. De pensar antes de actuar. De ser más flexible, de tener menos tabús. De dejar de tu parte cuando ves que lo único que vas a conseguir son dolores de cabeza y malestar. De lo que se trata es de tantas cosas, que podría escribir hojas enteras y seguir teniendo más cosas de las que tratar con respecto a este tema.  Y aunque pueda parecer difícil -no os creáis que es precisamente fácil, pero tampoco será lo más difícil que tengáis que hacer en vuestra vida- solo es cuestión de fuerza de voluntad y de saber con total seguridad que tan solo tú eres dueñx de ti. De tu vida. Que aunque en vuestras decisiones influyan muchos aspectos (la sociedad, tu familia, tus amigos, el pasado, el posible futuro...) al fin y al cabo vosotrxs decidís si cogéis el camino de la derecha o el de la izquierda. Así que por favor, no os dejéis manipular por nada ni por nadie y si alguien os intenta quitar merito sobre vosotrxs mismxs, una sonrisa y adiós. ¿Por qué malgastar tiempo en personas y en cosas que no merecen la pena cuando podrías estar en ese mismo momento haciendo tantas otras cosas que si que lo merecen, o estar con alguien que si que merece tu tiempo? Recordar el coste de oportunidad. 

Sois los dueñxs de vuestra vida, aunque la sociedad os intente meter en la cabeza todo lo contrario.

jueves, 3 de mayo de 2012

Pesadillas



Pulso acelerado. Respiración entrecortada. Mirada borrosa. Un agujero en el pecho, un vacío que te lleva a sentir una ansiedad pesada, oscura. Pensamientos que chocan contra si en tu cabeza. Cansancio acumulado que te convierte en un claro ejemplo de bipolaridad.

 Te despiertas a las 5 a.m. por culpa de la angustia provocada por una pesadilla. Otra más. Te dicen que es porque algo no va bien en tu vida y lo sabes pero te niegas a que te sigan analizando por lo que cambias de tema. Es más fácil.

Sientes la necesidad de que el frío aire te atraviese la piel, de que la música ahogue cualquier grito de tu alma. De sentir dolor o cualquier otra cosa que no sea el caos que llevas semanas sintiendo. Sientes que se te resbala el mundo por entre los dedos, que allí fuera hay una vida que no la estás aprovechando al cien por ciento. Y en el fondo sabes que es por miedo y te provoca pánico tan solo pensar en el porqué. Y aún más pánico te provoca el asumir que no eres tan fuerte como gritas a los cuatro vientos.

Y vuelves a dormirte, pero no sin antes pedirles a todos los Dioses existentes que no vuelvas a tener ninguna pesadilla por esta noche. Da igual que no creas en ninguno de ellos. Solo quieres dormir sin ellas, y despertarte sin tener esa sensación de que un camión se ha equivocado de autopista y ha confundido tu cuerpo con ella. Solo eso, al menos por ahora.

lunes, 30 de abril de 2012

Sin nada



Te despiertas una fría mañana de invierno y te quedas observando el blanco techo que te observa en silencio. Ni una sola mancha. Ni una grieta. ¿Pero acaso te importa? En absoluto. Te cuesta salir de la cama y no por sueño, ni por vagueza, si no por frío. Un frío que te cala hondo y que tarda en abandonarte. Y llegas al baño, enciendes la luz y te miras al espejo. “Necesito un café.” Piensas. […] El resto del día es tranquilo. Palabras que escuchas, actos que observas… nada diferente. Pero hay algo oculto dentro de ti, algo que si que es diferente a otros días y es la reflexión, la inquietud. 

Llega un momento en la vida en el cual te tienes que replantear todo aquello en lo que crees, todo aquello que eres y todo aquello que algún día te gustaría llegar a ser, o hacer. Y ese día, para ti, ya ha llegado. ¿Cómo? Lo más seguro es que ni siquiera tu lo sepas. Pero piensas y piensas y desechas creencias que ahora se te antojan inútiles, sin fundamento alguno. Y acoges ideas nuevas, más coherentes con tus gustos actuales, con tu ideología. Llevas ya meses así y sabes que algunos meses más pasarán hasta que tengas todo claro, hasta que por fin sepas quien eres y hacia a donde vas. Pero ya has dado el primer paso, y es el de querer mejorar, el de querer ser más tú y menos aquella persona que una sociedad ha construido a base de mentiras, de sutiles manipulaciones. Sabes que están siendo unos meses caóticos, unos meses de dormir poco y de dormir mal y que a lo mejor no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero te da igual, porque al fin y al cabo lo que te importa es mejorar. Ser más… tú.

viernes, 20 de abril de 2012

¡Bang bang!


Una noche fría. Un callejón oscuro. ¡Bang Bang! Una de esas ciudades con vida propia, que sufre de insomnio y que desconoce el término “Tranquilidad”. ¡Bang bang!  Una espalda medio desnuda, de mujer de curvas suaves y labios cereza, apoyada a la fuerza contra una pared de frío cemento. Un desconocido, escondido por la oscuridad de la noche. Protegido por aquella farola rota, desgastada y anhelante de luz.  ¡Bang Bang! Paseantes que cruzan a pocos metros de esa común escena. No se paran, están acostumbrados a situaciones parecidas. Alguna vez algún héroe con aspecto de perro huérfano se atreve a dar la cara. ¡Bang Bang! Pero no consigue su propósito. ¡Bang Bang! Las tres de la madrugada. Un gato maúlla en el mismo callejón, hambriento de nuevas emociones, sediento de nuevos sentimientos. Pero vuelve a ser lo mismo. Monotonía. ¡Bang Bang! Un movimiento. Él despega la mano de su tronco. La alza y la señala a ella, a la mujer de suaves curvas y labios cereza. Y ojos azul marino, sin brillo. Una nueve milímetros Parabellum. Un grito. Oídos sordos. ¡Bang Bang! Un suspiro y un sonido sordo, otro más. ¡BANG BANG!

miércoles, 18 de abril de 2012

La ciudad


Calles anchas, coches gritando furiosos a los otros para que se den prisa. Edificios altos, majestuosos. Comercios, bancos, cajas de ahorros… La sede de una ONG rompe ese pomposo ambiente capitalista. Personas de diferentes formas, de diferentes mentes, creencias, ideologías… caminando por la misma acera pero sin prestarse más atención de la requerida para no chocarse los unos con los otros. Y ella. Parada en medio de ese bullicio de personas sin rostro, sin aparente alma. Los observa, les habla. Nadie le devuelve la mirada, nadie le contesta. Acaba gritándoles. Pero al parecer lo hace en silencio. En un silencio escalofriante. Tampoco nadie le contesta. Al cabo de un rato vuelve a ser invadida por una ola de tranquilidad, de aparente sosiego. Les dirige otra mirada, cargada de pena. Se compadece de cada uno de ellos. Por desperdiciar su vida. Por desperdiciarla en cosas que no merecen la pena. Todo tiene un coste de oportunidad en esta vida; siempre hay algo a lo que renuncias por hacer otra cosa y a veces… a veces ese coste de oportunidad es demasiado caro, pero imperceptible cuando se lleva una venda gruesa, negra, en los ojos. Y a veces solo somos conscientes de ese coste de oportunidad cuando es demasiado tarde. Por eso ella suspira, se da media vuelta y se dirige hacia ese lugar. Hacia donde quiere estar.

martes, 17 de abril de 2012

Encuentro



Una fría noche de enero. Un bar. Uno de tantos que pueden encontrarse en la Plaza del Cedro. Una de aquellas plazas míticas en la ciudad de Valencia por la variedad de sitios en los que emborracharte y hacerte perder hasta los sentidos. A base de cerveza. De cubatas. De mojitos. De lo que sea que haga que ahogues tus penas o en la mejor de las ocasiones de conseguir dejar la timidez en el culo del vaso y sacar a relucir a ese “yo” que por lo visto tanto divierte a tus amigos. Y a ti mismo también. Al menos hasta al día siguiente que alguien te susurra al oído tus audaces elocuencias. Y te lo susurra entre sabanas enredadas a vuestros cuerpos. Entre marcas de besos robados, de caricias permitidas. De gemidos. De fuego. De un comienzo en una noche en un bar del Cedro, en la ciudad de Valencia; de una mirada hacia el otro lado del local. De una mirada azul marino, y otra ceniza. De un susurro a altas horas de la madrugada, de un baile pegados. De un para siempre en esa cama, enredados en unas sabanas que fueron testigos de un incendio y de… un comienzo.

domingo, 15 de abril de 2012

Dudas


La vida podía ser muy puta, y ella lo sabía muy bien. En cuestión de días su vida se tornó un infierno y en gran parte causado por ella misma, por la importancia que ella le daba a las cosas.  Había llegado un punto en el cual solo quería dejar de sentir, de pensar. Por eso se puso sus converse rojas, su chaqueta de cuero negra y cogió el monedero y las llaves. Bajó al supermercado que había a tan solo cinco minutos de su casa y compró una botella de vodka y unas chocolatinas. Volvió sumergida en sus cosas, en la jodida sociedad que la rodeaba; tan hipócrita, tan falsa, tan superficial… tan egoísta. “¿Qué hago yo aquí?” “¿Por qué tengo que aguantar lo que esos hijos de puta hacen?” “¿Por qué tengo que aguantar toda esta mierda?”  Tan solo fueron algunas de las preguntas que se hizo de camino a casa, aunque su casa solo estuviese a cinco minutos.

Llegó y se encerró con su compra en su cuarto, olvidándose de sus compañeras de piso. Abrió la botella y dio un trago. Sintió como el frío líquido bajaba por su garganta y como ardía. Era una buena mierda aquella. Dejó la botella al pie de su cama y mientras se colocaba los auriculares y hacía sonar a Marea, se comió una chocolatina. De dos bocados. No tardó en volver a dar un trago al vodka. Y otro más. Y otro. Y uno más. Y así hasta que la botella se fue gastando de tantos besos robados y de tantas caricias de manos temblorosas y frías. Su mente estaba borrosa, su vista también. Lloraba, gritaba en silencio las letras que Marea le iba susurrando al oído. Y todo a su alrededor se convirtió en un completo infierno. Ella lloraba, gritaba en silencio a la luna para que la librase de esta puta mierda. Pero la luna no la escuchaba, tan solo la miraba misteriosa desde las alturas, compadeciéndose de su sufrimiento. Pero a ella no le bastaba con eso. No, no le bastaba. Si nadie la podía ayudar, ella sola tendría que salvarse de este jodido mundo que le provocaba nauseas siempre que echaba su aliento sobre ella. Y en un fragmento de segundo había tomado la decisión. Volar. Siempre había querido volar. Y era hora de hacerlo.

Unas ventanas abiertas, un noveno piso. El frío aire de la noche y las estrellas y la luna observándola en silencio. Que agradable sensación de libertad. Libertad. Sí. Ansiada libertad.


lunes, 2 de abril de 2012

Seudónimos



- Siempre he creído estúpido que alguien utilizase un seudónimo para firmar sus creaciones. Es absurdo. – Dejó salir el humo del cigarro por entre sus labios mientras clavaba sus ojos azules en los marino de ella.
+ Bueno, obviamente, a mi no me parece absurdo. Soy Poesenthya Cocco, ¿recuerdas? – Preguntó ella con sorna y se colocó bien la pulsera que tenía en la muñeca derecha.  Le irritaba que no estuviesen bien colocadas, era una de sus tantas manías.  
- Oh cierto, pero aun así me sigue pareciendo absurdo. Por qué dime tú que ganas con eso. – Su tono de voz sonó indiferente, como si en el fondo le diese igual la respuesta. Bueno, es que le daba igual. Y ella miraba las figuras humeantes olor tabaco que hacían acto de presencia delante de su rostro.
+ No es lo que gane; es tan simple como que Poesenthya Cocco es mi alter ego. Es mi yo creativa, mi yo libre. Es la parte de mi a la cual le dan igual las normas sociales, le da igual las personas que la rodean y todo lo material que existe a su alrededor. – Frunció el ceño al pensar en el porque le contaba esto a él, a alguien que le importaba poco o nada todo lo que tenía que ver con ese mundo. A él lo sacabas de la sociedad en la que vivía y no era nadie. Pero aun así siguió explicándoselo. – Poesenthya es todo lo que posiblemente jamás llegue a ser en la vida real y cotidiana. Ella lleva la magia en sus letras y la armonía en su susurro. – Clavó sus ojos en él y se encogió de hombros. – Bueno, supongo que alguien tan simple como tú, jamás lo entenderá. – Se colocó bien el gancho que tenía en el pelo y el cual sujetaba su pelo en el lado derecho y tras acabar, se alejó del chico, sin prestarle más atención de la necesaria.  

miércoles, 14 de marzo de 2012

Anesthesya


La mayoría de las personas tienen recorriendo sus venas un liquido de color rojo oscuro: sangre. Pero ella, Anesthesya, no. Por sus venas corren notas musicales y palabras en busca de una pluma de imaginación para crear magia. Toda ella es arte, sentimiento. Es etérea como su magia. Infinita. Es la musa que todo artista desearía tener. Dulce pero salvaje; pura pero grabada a fuego lento en su piel la marca de la lujuria. Libre como un ave en plena primavera. Y a lo mejor justamente por eso es tan deseada; por no ser nunca de nadie más que de ella misma  y del viento.

lunes, 12 de marzo de 2012

Realidad


Estaba en la cama, con el portátil en su regazo, una bolsa de patatas fritas demasiado saladas a su lado, de donde cogía de vez en cuando una patata y se la llevaba a la boca. No le gustaban, nunca le habían gustado las papas tan solo con sal, pero habían sobrado de la fiesta del sábado noche y ella no era de las de tirar la comida tan solo porque prefería las papas campesinas que las con sal. De fondo se escuchaba una canción de un blog cualquiera que tenía abierto, con la intención de leer la última entrada que en él se publicó. La página de Word estaba abierta a esperas de que ella escribiese algo, cualquier cosa decente. Su imaginación estaba en huelga general y no quería que su musa la volviese a visitar, no por ahora. Algo frustrante para la joven castaña de ojos color del mar que quería escribir y sumergirse en las palabras que de sus dedos salían o al menos deberían salir. Pero no había manera. Aunque después de insistir y de exprimirse los sesos algo salió, algo que en verdad era tan solo la narración de su situación actual pero era mejor que nada, pensó ella. Al menos las palabras habían fluido, por muy poco literario que había sido el resultado y por muy poco original.
Suspiró y miró por la ventana que quedaba a su izquierda y desde la cual tan solo podía observarse edificios y unos rayos de sol que le acariciaban el rostro. Vio un pájaro comenzar su vuelo desde el tejado de uno de los edificios y pensó que ese ave era como su imaginación: a veces se iba para disfrutar de su libertad, respirando aire puro y visitando nuevos lugares, pero que al final, acabaría volviendo a su sitio y que entonces el encuentro sería como un castillo de fuegos a medianoche. 

viernes, 2 de marzo de 2012

De paso


Tumbada en su cama, bocarriba, observando el techo de su pequeña habitación y observando como la luz de las farolas van formando extrañas figuras en él, vive ella. Sí, tan solo vive. Tan solo está de paso en este mundo porque no tiene nada por lo que luchar, no tiene a nadie por quien suspirar. Ya no. Y ahora dedica su tiempo a hacer las cosas como si de un robot se tratase, sin ponerle ningún sentimiento a ello pero básicamente porque no hay ningún sentimiento en su interior. Ni siquiera sonríe cuando ve el sol brillar en todo su esplendor, o cuando el hijo del jardinero le regala una flor para sacarle un suspiro. No sabe porque está así, tan vacía, cuando antes sonreía incluso al ver las nubes recorrer el cielo en un misterioso viaje sin destino alguno. De repente un día se despertó y no vio la luna en el cielo, ni un alma en las calles y un silencio espeluznante mostraba su superioridad ante todo lo demás. Desde ese instante no volvió a ser ella misma. Nadie sabe que pasó por su cabeza o por su subconsciente para que se alejase de todo lo bello de la vida y se encerrase en una cárcel construida por ella misma, era un misterio. Uno de esos misterios que ni siquiera el mismísimo Sherlock Holmes sería capaz de resolver. Pero quien sabe, igual que despertó ese día y todo cambió para ella, igual puede despertarse otro día y ver el sol brillar, los pasos ajetreados de las personas en la calle y el ruido de voces y risas inundándolo todo. Porque la vida es así de sorprendente y la esperanza es lo último que muere. O al menos, eso dicen.

martes, 28 de febrero de 2012

Luna


Salir al balcón, a medianoche y que la luna llena te ilumine. Mirar las pocas estrellas que entre la polución se observan y respirar hondo. Soñar despierta con todo lo que podrías conseguir si te lo propusieras. Soñar a que podrías convertirte en esa mujer que tanto deseas con una estrella de fuerza de voluntad guiándote y un rayo de luna vigilándote. Y gritar a pleno pulmón que “Sí, lo haré. Lo conseguiré.”

Sonríes inocente cuando algunos vecinos se asoman a la ventana para ver quien grita y para decir que te calles. No te importa. ¿Cómo te iba a importar algo tan banal cuando acabas de decidir luchar por tus sueños? No, no te importa. Y coges otra bocanada de aire frío y sonríes. Y luego aparece una risa tonta que no tiene más lógica que la felicidad que te aporta el tomar una decisión tan importante como la que acabas de tomar. Sabes que el camino será duro, que tendrás bajadas pero que después de esas bajadas vendrán unas subidas más fuertes, más ansiosas y con más ganas de llegar a la meta. Te apoyas en la barandilla y cierras los ojos, dejas que durante unos instantes más el aire te golpeé con suavidad, antes de adentrarte en tú casa y empezar a luchar por tus sueños. 

jueves, 16 de febrero de 2012

Solos



Se encontraban los dos apoyados en la barra de un bar, mugrienta como ella sola y oliendo a toda la bebida derramada en ella. El humo del tabaco creaba una espesa neblina a su alrededor. No ayudaba tampoco la cantidad de alcohol ingerido por ella. Aun así, no apartaba la mirada de él. Como siempre lo observaba, observaba ese aire desenfadado que tenía y esa sensualidad inconsciente en él pero que en ella provocaba que unas cosquillas la recorriesen entera para dar paso luego al calor; ese calor abrasador que la recorría entera con solo mirarlo y ya no hablemos de cuando él la rozaba… eso era un viaje al más allá.
+ Deja de mirarme, Leah. – Le ordenó, con su voz firme y dejando que el humo del cigarro saliese lentamente por entre sus labios.
Ella resopló molesta; odiaba que le hablase en ese tono y odiaba su actitud de niño rebelde al que no le importaba nada ni nadie más que él mismo. Lo habría dejado tirado y solo hace mucho tiempo si no fuera porque sentía una enfermiza atracción hacia aquellos hombres solitarios, rebeldes y crueles que en el fondo necesitaban sentirse amados y deseados. En definitiva, le ponían los narcisistas capullos.
- Giam, hazte a la idea de que tú no me mandas. – Si él quería jugar, ella también podría hacerlo, aunque era consciente que con él siempre acababa perdiendo. No podía estar durante mucho tiempo a la defensiva con él, eso iba en contra de su masoca morbosidad.
Una carcajada seca e irónica salió de sus labios y entonces y por primera vez en toda la noche la miró. Cuando se ponía en ese plan le entraban ganas de desnudarla allí mismo y follársela hasta llevarla a un jodido abismo en el cual solo habían gritos de lujuria, arañazos e insultos. Ese deseo se vio incrementado por esa mirada celeste que lo desafiaba a hacerlo como si le hubiese leído la mente. No lo pensó dos veces. Se lanzó a por ella, hundiendo sus dedos en su cintura y pegándola a el. La besó con ansias, con ferocidad.
+ Joder, pequeña, vas a provocar un maldito incendio. – Comentó con una sonrisa torcida y malévola mientras la agarraba de la mano y se la llevaba a ese sucio y maloliente cubículo que recibía el nombre de “lavabo”.

domingo, 12 de febrero de 2012

Lluvia


Corre por las calles de la ciudad sin importarle que del cielo lágrimas de dolor caigan, empapándola. Sus mejillas estaban manchadas de tinta azabache que en un afán de mezclarse con las gotas de lluvia, desplegaron sus alas y volaron desde sus pestañas hasta sus pálidas y suaves mejillas.  Su ropa mojada, ya grande de por si, la hacían parecer más pequeña y frágil de lo que realmente era.
 No le importaba que la gente la mirase como a una desquiciada, ni tampoco le importaba chocarse con todo aquel ser u objeto que encontrase a su paso. Ella solo quería dejar de sentir ese dolor que le trituraba el corazón y que le ponía un cubito de hielo en la garganta que le impedía respirar con normalidad. Solo quería dejar atrás esa vida de superficialidad y de materialismo que estaba llevando al mundo al abismo. Quería dejar atrás a esas personas falsas que se movían tan solo por interés y quería dejarlo atrás a él. A él que había jugado con sus sentimientos cual vil villano. A él que había sido capaz de cambiar todo ese sentimiento puro e inocente por un sentimiento de poder; de poder masculino. A él por haberse creído superior a ella y aún peor, con derecho sobre ella.

Porque nadie tiene derecho sobre nadie. Porque ninguna persona es un objeto con un precio para que se pueda comprar o vender. Porque… todos somos iguales. Pero, ¿todos son conscientes de ello? 

miércoles, 8 de febrero de 2012

El árbol



Eran muchas las voces que hablaban de que había un lugar en alguna parte del mundo en donde en medio del desierto y de la putrefacción de la naturaleza había un árbol milenario que guardaba en su interior algo preciado por los humanos y algo que los de arriba les habían quitado.
Un día, una bella mujer, de blanco impoluto, se acercó a ese lugar a hablar con el árbol.

+ ¿Por qué estás sin vida? – Le preguntó ella con su voz débil pero que denotaba una fuerza interior mayor que la de todos los hombres juntos.
Un suspiro por parte del árbol se escuchó y ella esperó, con una paciencia infinita.
- Porque guardo en mis raíces lo mejor que el hombre creó con sus propias manos pero a la vez lo más peligroso para aquellos que viven a costa de los demás.
+ ¿Y qué es aquello, querido árbol? – Su voz sonaba curiosa y expectante.
- Los derechos humanos. – Unas ramas se movieron y un llanto ahogado se escuchó desde lo más hondo. – Vosotros los humanos los creasteis en un afán de igualar a todos, de que tengáis los mismos derechos y de disfrutar de lo más preciado que podéis tener, la libertad. Pero algunos de vosotros también habéis sido los culpables de que estén encerrados en una caja y escondida en mis raíces. Habéis preferido ganar cosas materiales a costa del sufrimiento del resto de vuestra especie. Habéis preferido no hacer caso a esos derechos y habéis dejado a gente sin hogar, sin alimento, sin vestimenta, sin voz y les habéis atado las manos cuando han intentado cambiar eso.
Unas lágrimas recorrieron la marmórea piel de ella a la vez que una de sus suaves manos acarició el tronco del viejo árbol. Pero eran unas lágrimas puras, que dejaron paso a una ligera sonrisa.
+ Por eso estoy yo aquí. He venido para liberar esa caja, y abrirla, y dejar que cada uno de esos derechos vuele libre.
- Pero, ¿quién eres tú, magnifica señora?
+ Soy la esperanza. El espíritu de lucha de cada una de aquellas personas que quieren luchar por conseguir algo mejor. Y soy el espíritu de la victoria. Porque déjame decirte amigo mío, que si todos ellos se unen y luchan cogidos de la mano, la victoria está asegurada. Y ni el dinero, ni el poder, podrán con ellos. 

jueves, 19 de enero de 2012

Magia


Era aún de día cuando llegó a esa playa y se sentó en la arena, hurgando con sus dedos en ella, sintiendo su frescura.
Era aún de día cuando conectó el iPad y su canción preferida empezó a retumbar en sus oídos. Incluso aún era de día cuando la fría brisa de enero empezó a chocar con fuerza contra la fina y pálida piel de su cara y haciendo que su pelo ondease en el aire.
Había ido allí para no pensar, tan solo para sentir el aroma salado del aire y la brisa marina contra su rostro. Pero sus manos no podían quedarse quietas y empezaron a escribir cosas sin sentido aparente en la arena. Ni siquiera ella sabía que estaba escribiendo pues sus sentidos estaban demasiado ocupados sintiendo todo lo que la rodeaba y escuchando esa preciosa canción, para saber que escribía su insconsciente.
Pero la canción llegó a su fin y con él también su absorción del mundo de los pensamientos. Miró la arena, aquella en la que había escrito inconscientemente en ella. Y vio esa palabra. Aquella que llevaba días rondando por su mente, por todo su cuerpo.

- Magia. - Leyó lo que había escrito y por unos instantes se quedó en silencio.

Una sonrisa tímida asomó en su rostro y un brillo especial se apoderó de su mirada. Él vino  a su mente. Y con él, palabras, conversaciones, confesiones a altas horas de la madrugada, sentimientos, emociones... pensamientos. Ella volvió a sonreír, esta vez con un deje de melancolía.
Se dejó caer en la arena, sin importarle que esta no perdería la ocasión de jugar al escondite entre sus mechones. Cerró los ojos y poco a poco empezó a imaginarse otra vida, otras experiencias, pero todas con él.

 ¿Y si no fuera tan malo amar a una sola persona? ¿Y si a veces se cerraba tanto en su propio mundo que no permitía que la felicidad entrase en su vida? A lo mejor tendría que tirar por un precipicio todos sus esquemas y volver a alzar otros pero esta vez, sobre un pilar más firme, más seguro... más flexible.

martes, 17 de enero de 2012

Confianza



Un gran espejo. Dos personas en aquella pulcra habitación. Él la coge de la mano con suavidad, tira de ella, y la sitúa delante del espejo, colocándose él detrás.

- Dime, ¿Qué ves? –

Ella observa con la mirada perdida el reflejo que le devuelve el espejo. Sus labios se curvan en una sonrisa casi imperceptible.
- A ti. –
Él se ríe y hace un movimiento suave con su cabeza, una negación.

- Hay alguien más en ese reflejo. ¿Quién es?

Su rostro se vuelve serio, concentrado, con el ceño fruncido y un mohín. Él la mira embelesado. ¿Existía la perfección? No lo sabía, pero si existiese, Anabelle la personificaría.

- Yo. Si, soy… yo. –
- Aha. ¿Y que le falta a tú yo reflejado? –
- Le falta… sí… - comenta despistada y pensativa. – Le falta brillo. –
- Así es. ¿Por qué crees que es? –
- Por qué… creo que es porque le falta alguien. –
- ¿Y quién es ese alguien? –
- Tú. –

Una respuesta rápida y sin vacilación. Sin pensamientos y sin demoras. Una palabra, un sentimiento, una verdad silenciosa gritada al universo. Sus miradas se cruzan en el espejo y ambos se encuentran sonriéndose. Él la abraza y deposita un beso en su cabeza. Ella cierra los ojos y una lágrima recorre su mejilla. ¿Esto es el amor? ¿Y la felicidad? Ninguno lo saben pero, ¿qué más da? A veces no hay que ponerle nombre a las cosas, si no que tan solo hay que dejarse llevar; tan solo hay que… sentir. 

miércoles, 11 de enero de 2012

Melodía


Cierro los ojos. Me dejo llevar por la fuerza de Make me wanna die, de The Pretty Reckless.
Siento como mi pulso va aumentando.
Como mi pie empieza a moverse al estridente ritmo de la canción.
Noto como mis ansias crecen.
Como mi fuerza aumenta con cada nota, con cada palabra.
Sonrío, me encanta su voz, pero no solo como cantante;
Su voz tiene fuerza, sensualidad…pasión.
Y eso es lo que siento en estos momentos. Me dejo llevar y pienso en ella,
En una botella de tequila; en la oscuridad de la habitación.
Otra vez en la canción. Y en el calor que poco a poco empieza a invadir mi cuerpo.
Me llevo la mano a la cabeza, y la sumerjo en mi corta pero densa melena,
Y baja, baja para acariciar inconscientemente mis labios y mi nuca.
A la vez que mis labios tararean la letra y mis ojos se vuelven negros.
Negros por la pasión, por la rabia, por la fuerza… por todos esos sentimientos multiplicados por tres.
Y vuelvo a poner la canción. Y él canta.
Y su voz… su voz hace que desconecte de este mundo corpóreo
Para sumergirme en un universo paralelo,
Sublime… lleno de pasión, de música, de ansias…de caos.
Un mundo creado por los más oscuros sentimientos;
En definitiva, el mismísimo infierno. 

jueves, 5 de enero de 2012

Soledad


En la oscuridad de la noche, una chica disfruta de su soledad en el rellano de su casa. Mira por la ventana que hay en el techo y suspira. Dos pisos más abajo una docena de personas se encuentran celebrando algo, algo que ella no comparte. Unos planes de futuro en los cuales ella no quiere estar. Ella quiere… no, no lo sabe. Sabe tantas cosas pero a la vez tan pocas… Sabe quien es, que quiere ser, que quiere sentir… pero no sabe con quien, ni cuando, ni siquiera el por qué. Pero no le importa, no, no lo hace porque ella quiere vivir cada momento como si fuese el último. Sin importarle las consecuencias y sin pensar en un mañana. Ella tan solo quiere sentir; lo que sea pero que la haga sentir viva, persona, más humana que ningún otro ser de la faz de la tierra. Ella quiere sentirlo todo al máximo. Quiere exteriorizar cada una de las emociones que la invaden, pero no lo hace. ¿Por qué? Por miedo. Por sentirse rechazada, porque en su fuero interno y a pesar de lo que da a entender quiere ser aceptada, querida y comprendida. Quiere encajar pero a la vez no quiere dejar de ser quien es. Le gusta su yo actual y le gusta más aún la idea de lo que puede llegar a ser si se lo propone. Pero aun así no encuentra la forma de acercarse a ese yo sin verse afectada por las personas que pasan por su vida, sin dejarse influenciar por ellas. Y también tiene miedo a algo más… a llegar a depender de esas personas. No, la dependencia de alguien para ella es como una droga que poco a poco la acabaría consumiendo y ese podría decirse que es su mayor miedo. El dejar de ser quien es, el depender de alguien, sobre todo emocionalmente. Por eso el amor no está hecho para ella, por eso lo rehúye con todas sus fuerzas, porque sabe que si en algún momento se enamorase… lo haría con todas las letras y con mayúsculas y eso… eso sería su perdición.
Por eso suspira mientras mira las estrellas, soñando una vida que no tendrá y soñando que algún día el mundo será como ella lo está soñando, aún a sabiendas que el mundo nunca será algo tan maravilloso como ella desea.


martes, 3 de enero de 2012

Un año más, un año menos


Unos últimos recuerdos pasan por mi mente mientras las 12 campanadas resuenan en la estancia. 
Recuerdos buenos y otros no tanto.
Un balance sobre estos últimos 365 días de mi vida. 
Un balance sobre un año que ha sido decisivo en mi vida y que ha sido especial.
Un fin de año que deja muchos recuerdos: Granada, Austria, ellos, tú...
El 2012 comenzó con un pensamiento "Te conoceré algún día?"
Y esa misma noche una mensaje me contestó a aquella pregunta que formó parte de mis 12 deseos del año. 
Pero eso no importa, o bueno tal vez sí, pero lo que más importa son las ganas que tengo de vivir, 
de hacer cosas, de ser yo misma, siempre yo misma. 
De demostrarle al mundo como soy de verdad,
Que en más de una ocasión se han equivocado conmigo y que incluso siguen haciéndolo.
Quiero conocer, aprender, sentir, vivir...
No me da miedo vivir desilusiones, porque eso quiere decir que habré vivido y que justamente por tener la capacidad de vivir al máximo y de sentir, estoy sufriendo ahora. 
Solo quiero que este año sea mucho mejor que el anterior,
más lleno de momentos especiales, de recuerdos bonitos y de gente maravillosa. 

Y solo os quiero dar las gracias por haber pasado tantos meses conmigo y que espero que estemos juntos mucho tiempo más, mis queridos bloggers. 

Feliz año a todos y espero que hayáis empezado el año con las mismas energías y ganas de vivir que yo.